Introducción: La culebra de herradura (Hemorrhois hippocrepis) es una especie de serpientes de la familia Colubridae. Puede llegar a medir hasta 1,850 m. Es muy frecuente en construcciones humanas y en zonas rocosas de matorral bajo, por lo que podrá estar presente en la zona de rocas dispuestas en la parte baja del parque Olivar del Zaudín, lugar donde podrán exponerse al sol para termorregularse.

Descripción: Cabeza ligeramente deprimida, ovalada en vista dorsal y bien diferenciada del cuerpo, que es largo y delgado, al igual que la cola. Por la parte superior, tiene un diseño corporal muy característico, son de color pardo con unas grandes manchas de color negruzco en la línea media del dorso cuya forma es más o menos circular o de elipse y que están bordeadas por una fina línea blanquecina que las une entre sí; estas manchas disminuyen de tamaño a medida que se van acercando a la cola. En los laterales también tienen una fila de manchas negruzcas bordeadas de color blanquecino que son más pequeñas y menos redondeadas que las del dorso. Por la parte inferior son de color anaranjado, rosáceo, amarillento o blanquecino con alguna mancha negra en su zona central y otras en los bordes, muchas de estas últimas están unidas a las de los laterales. La cara es de color hueso con alguna línea negra bordeando las escamas de los labios y una zona negra en las mejillas. Las escamas supralabiales están separadas del ojo por una hilera de 2 a 4 escamas suboculares (a veces una supralabial, generalmente la quinta, contacta con el ojo). Carecen de tímpanos. Los ojos son grandes; son de color negro con destellos dorados y tienen un anillo circular amarillo en la zona central que rodea a la gran pupila negra. La lengua es bífida. La longitud de la cola equivale a casi la cuarta parte de la longitud total del cuerpo, además la de los machos es algo más larga que la de las hembras. Los jóvenes tienen los colores más contrastados que los adultos ya que el color de fondo es más claro.

Curiosidades: Esta especie presenta actividad desde Marzo hasta Noviembre, el resto del tiempo hibernan, cosa que hacen en los huecos de los muros de piedra; no obstante en algunas zonas del sur pueden tener actividad durante todo el año. Tienen hábitos diurnos. Al igual que otros reptiles necesitan exponerse al sol para termorregularse y suelen hacerlo encima de las piedras y también en las carreteras lo que provoca que muchas mueran atropelladas. Sus párpados no pueden cerrarse, cosa que les diferencia de los eslizones. Se desplazan reptando y pueden hacerlo a gran velocidad. No son venenosas pero cuando se sienten acorraladas se vuelven muy agresivas. Matan a sus presas por constricción y comienzan a devorarlas por la cabeza. Trepan por los árboles y por las paredes de las edificaciones. Su nombre se debe a la mancha negra que tienen en la zona posterior de la cabeza ya que se asemeja a una herradura. Debido a que se acercan mucho a las zonas urbanas y periurbanas, llegando incluso a vivir en algunas construcciones humanas, son matadas muy a menudo por las personas, sobre todo porque son muy agresivas cuando se sienten amenazadas, porque se piensa que son venenosas y porque el dibujo de su dorso hace que haya quien las confunda con las víboras cuando su tamaño es pequeño.